La oratoria eficaz de Obama no desmentirá los hechos.


Norelys Morales Aguilera.

Andrés Oppenheimer, uno de los comentaristas estrella de la Gran Prensa, bien pudiera reclamar para sí el récord del “Libro más vendido con el contenido más refutado por la historia”. Todos recordarán “La Hora Final de Castro”. Por honestidad intelectual simplemente, el autor debió escribir otro para intentar repararla. No lo hizo.

Sin embargo, se le sigue considerando un gran analista a pesar de sus fiascos. Él representa una línea de pensamiento y acción contra Cuba. Ante lo obvio y los hechos de la nueva Latinoamérica que se dispone a dialogar con Barack Obama, Oppenheimer escribió en el Nuevo Herald, con la arrogancia de quien dicta acciones para toda la región:

“Hablando de la Cumbre de las Américas, Obama debería decirles a los líderes latinoamericanos que le pedirán normalizar totalmente las relaciones con Cuba: ``Okay, estoy dispuesto a discutirlo, pero sólo si ustedes están dispuestos a cumplir con los acuerdos hemisféricos que exigen la defensa colectiva de la democracia en cualquier lugar de la región, incluyendo Cuba''.

El tema de “la democracia” en Cuba, junto con otros que conforman una matriz de opinión de los grandes medios en respuesta a políticas de Estados Unidos respecto a la Isla, tienen objetivos que en el devenir de los hechos se afianzaron y no han cambiado. Pese al fracaso de las distintas administraciones en 50 años contra la pequeña nación que no representa más que un ejemplo que les perturba o les obsesiona, y cuyas armas se han mellado, al costo del sacrificio de los cubanos.

LA DEMOCRACIA ES PARA ACABAR CON LAS CONQUISTAS REVOLUCIONARIAS

Luis René Fernández Tabío , profesor e investigador del Centro de Estudios sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana, citado por IPS, explicó en 2007 que desde el triunfo de la Revolución cubana el objetivo medular de la política de Estados Unidos ha sido “retrotraer la historia y hacer colapsar su gobierno, debilitar y quebrar su sistema económico y político, e instalar otro de tipo democrático representativo y de economía abierta y de mercado, donde el dinero proveniente de Estados Unidos pueda restablecer la supeditación política y económica de la isla.”

El bloqueo contra Cuba fue impuesto por el gobierno estadounidense el 3 de febrero de 1962 a través de la Proclama 3447. Así se estableció oficialmente el cierre total de todo comercio entre los Estados Unidos y Cuba, mediante una decisión presidencial, amparada en las facultades de la Ley de Asistencia Exterior de 1961 para la Casa Blanca.

De conformidad con estos preceptos el Presidente ordenó al Secretario del Tesoro promulgar todas las medidas y regulaciones que fuesen necesarias para hacer efectiva la prohibición de importaciones a territorio norteamericano de todos los productos de origen cubano y todos los importados desde o a través de Cuba.

Ante el fracaso, porque la Isla seguía ahí, en medio de la ofensiva neoliberal, en 1996 quedó promulgada la Ley conocida como Helms-Burton, la cual codificó todas las normas, regulaciones, leyes y órdenes presidenciales adoptadas desde 1962 con relación al bloqueo económico financiero y comercial impuesto a Cuba, sin importar su jerarquía normativa. La guerra económica total la siguieron llamando “embargo”.

George Bush, su administración y la mafia de Miami, retocaron todo y diseñaron el escenario en el cual nombraban hasta el interventor de la Isla, como en Irak, y los personajes que se harían cargo del terror, “tomando nota”, dijo de los seguidores del “régimen”. ¡Democracia con guerra y tortura!, como ya han probado en América Latina que saben hacer.

Cálculos conservadores revelan que el daño directo acumulado que ha provocado el cerco económico a Cuba supera los 93 mil millones de dólares, casi dos veces el Producto Interno Bruto de la Isla. Al valor actual del dólar, ese monto equivaldría a no menos de 224 mil 600 millones de dólares.

DISPOSICION AL DIALOGO DE LA HABANA

Aún así, ningún analista serio puede negar la disposición de La Habana a negociar el diferendo. El presidente Raúl Castro lo ha reiterado varias veces, pero negociaciones en igualdad de condiciones, respeto mutuo y no la voluntad de subvertir el orden constitucional de la Isla que se empeñan en ilegitimar, tanto los grandes medios norteamericanos y europeos, como los mafiosos de Miami y sus mercenarios en la Isla.

En el cambio de la era Bush a la de Obama, aún no hay signos de respeto a que la Isla puede darse su propio gobierno con el consenso de sus nacionales.

Las medidas de Obama de cara a la Cumbre de Las Américas responden a una política diseñada desde la campaña presidencial para la nueva imagen y rol que considera el poder imperial. Los cambios en viajes, remesas, etc. estaban previstos por el flamante mandatario y sus declaraciones no dejan dudas, cuando las incluyó en el plan del presupuesto. Subterfugio legal del la “gran democracia” estadounidense.

“En los próximos días, presentaré un presupuesto ante el Congreso. Con demasiada frecuencia, hemos visto estos documentos como simples números en un papel o una lista detallada de programas. Veo este documento de forma diferente. Lo veo como una visión para Estados Unidos: un plan de acción para nuestro futuro”, según recogen los documentos de la Casa Blanca.

EL BLOQUEO SIGUE

Las intenciones de cambiar en Cuba las reglas del juego hacia un capitalismo dependiente de la economía norteamericana están intactas. “Todo se hace por la libertad de Cuba.”, ha declarado el asesor presidencial de Obama para América Latina, Dan Restrepo.

En su Reflexión del 13 de abril, refiriéndose al bloqueo y al presidente de Estados Unidos en la Cumbre de Trinidad y Tobago, Fidel Castro escribió: “Ahora solo falta que Obama persuada allí a todos los presidentes latinoamericanos que el bloqueo es inofensivo.”

No podrá conseguirlo la eficaz oratoria del presidente norteamericano. Los propios documentos oficiales de su gobierno lo desmienten. La Hoja Informativa de la Casa Blanca denominada “Aumentar el contacto con el pueblo cubano” del 13 de abril expresa:

“Todos los que abrazan valores esenciales de la democracia desean profundamente una Cuba que respete los derechos humanos, políticos y económicos básicos de todos sus ciudadanos. El presidente Obama considera que estas medidas ayudarán a que esta meta se haga realidad.”

Mientras Washington piense así, seguido de sus ilustres analistas de la gran prensa, como Andrés Oppenheimer, ni eliminarán el bloqueo ni habrá respeto hacia la Isla.


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