Los “disidentes” cubanos: el desprecio y la deshonra

Octavio Fraga Guerra.- Me pregunto si los mal llamado “disidentes” cubanos se creen que los revolucionarios somos idiotas.

Rasco en las vestiduras de mis reflexiones para “entender” a los que pretenden construir en Cuba una “democracia” a la imagen y semejanza del modelo “American way of live”. O la decadente Europa, que sus gobiernos se aferran en apuntalar desde los pilotes carcomidos del capitalismo deshumanizador y mezquino.

El retrato que vive hoy el mundo es apocalíptico y denigrante. Hablo de los millones de parados que pululan por las calles tratando de encontrar una “aguja en el pajar”.

Me refiero a la privatización acelerada y frívola de la educación pública y gratuita. Cuando en verdad, estamos viviendo los cimientos de una enseñanza elitista y excluyente.

Tomemos nota sobre las “urgentes” necesidades de los gobiernos de turno para mercantilizar la salud que ha de ser siempre –y por encima de cualquier circunstancia-, pública, universal y gratuita. Nos toca pararle los pies a quienes “levantan esas banderas”.

Me refiero a la brutal fuga de familias, que “por no poder pagar su hipoteca o el alquiler” son expulsados de sus viviendas, violando el más elemental derecho de cualquier constitución moderna.

Se crece el imperio del terror. La guerra sigue siendo la diplomacia de estos tiempos. La tortura y la violencia bruta se acrecientan en los más recónditos escenarios de este planeta que clama un giro de tuerca. Para poner al ser humano en el punto de mira de la humanidad. La voluntad popular recibe de sus gobernantes la violencia institucionalizada.

Vivimos desinformados, manipulados, llenos de dudas. De miedos alimentados durante años por esos medios de “comunicación” indignos. Son esos otros corruptos, entregados a la voluntad divina del capital y de los mercados. De esa banca inmoral que su “goce”, es acumular números como única clave del éxito.

No me puedo abstraer de la realidad cuando veo a niños, adultos y ancianos pidiendo limosnas para llevarse algo a la boca. La humanidad sigue ausente de esa noble palabra que define una de las esencia del ser humano: “la solidaridad”.

La naturaleza nos cuestiona cada uno de “nuestros pecados”. El consumo sigue siendo –según estos políticos de pacotilla-, la clave para reflotar esta barca que anda a la deriva. Hemos de hacer un alto sobre esa estúpida idea y compartir con responsable humildad, los genuinos sabores de “La Madre Tierra”.

La cultura predominante en estos “otros mundos”, es la del ocio sin más. Para dejarnos en el azar, la idiotez y el vacio inmundo. El imperio de hoy, necesita con urgencia, la docilidad, la sumisión y la evasión como fórmulas esquivas para los terroríficos tiempos que aún están por venir.

Bajo ese principio, quedan replegados o enterrados los más genuinos valores culturales y la palabra encendida, que necesitamos para hacer de nuestra realidad una gloria compartida por todos.

Me siento parte de los luchas por un mundo mejor. Estoy del lado de los que se empeñan en rehacer este planeta, para todos y no para una minoría inculta y prepotente. Es esa elite, ajena a la realidad y al más elemental sentido de la vida.

Me pregunto si los mal llamado “disidentes” cubanos se creen que los revolucionarios somos idiotas.

Estos son los que defienden, -desde la sumisión y el mercenarismo-, la democracia del capital y del mercado. La incultura y el elitismo de la educación. La privatización de la salud y el “sálvense quien pueda”.

Estos son los plebeyos del imperio norteamericano y los gobernantes aliados de otros hemisferios. Estos son los que alimentan y estimulan en intervencionismo en Cuba, ignorando la voluntad del pueblo cubano. Estos son los apoyan o amparan el terrorismo venido del Norte.

La historia los seguirá poniendo en el lugar que les corresponde. El del desprecio y la deshonra. La nación cubana se labra desde la cultura, la solidaridad y el respeto al ser humano. [Rebelión]

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