Pussy Riot, las infelices estafadas de la hegemonía estadounidense

Paul Craig Roberts.- Mi corazón está con las tres mujeres rusas que forman el grupo de rock ruso Pussy Riot. Fueron brutalmente engañadas y utilizadas por las ONG financiadas por Washington que está infiltradas en Rusa. Se envió a Pussy Riot a una misión que era claramente ilegal según la legislación rusa.

Hay que admirar y apreciar las agallas de estas jóvenes, pero también hay que lamentar su credulidad. Washington necesitaba un asunto popular con el que demonizar al gobierno ruso por enfrentarse a la decisión de Washington de destruir Siria, exactamente igual que Washington destruyó Iraq, Afganistán y Libia, y como Washington pretende destruir Líbano e Irán.

Al ofender intencionadamente a los fieles religiosos (lo que hubiera sido un crimen odioso en Estados Unidos y en sus regímenes títeres europeos y británico) estaas jóvenes con talento violaron la legislación rusa.

Antes del juicio, el presidente ruso Putin expresó su opinión de que no se debería castigar severamente a las jóvenes. Siguiendo el ejemplo de Putin, el juez condenó a las jóvenes, engañadas y traicionadas por ONG financiadas por Estados Unidos, a dos años de cárcel en vez de a siete.

Se me ha informado de que al cabo de seis meses Putin se ocupará de que se libere a las jóvenes. Pero, por supuesto, esto no servirá a la propaganda del imperio Estadounidense. Las instrucciones para la quinta columna en Rusia financiada por Washington serán hacer que sea imposible toda indulgencia por parte del gobierno con las Pussy Riot.

Los organizados por Washington disturbios, protestas, daños a la propiedad, ataques a imágenes del Estado y religiosas que llevaron a cabo parte de los engañados rusos harán que a Putin le resulte imposible enfrentarse a la opinión nacionalista y conmutar las sentencias de las Pussy Riot.

Eso es lo que quiere Washington. Mientras Washington sigue asesinando enormes cantidades de personas por todo el mundo, señalará con el dedo el destino de las Pussy Riot. Los prostituidos medios occidentales, comprados y pagados, se centrarán en la maldad de Rusia y no en la de Washington, Londres y los Estados títeres de la Unión Europea que están asesinado a musulmanes a manos llenas.

La disparidad entre los derechos humanos en Occidente y Oriente es asombrosa. Cuando un alborotador chino buscó la protección de Washington, el “autoritario” gobierno chino autorizó a esta persona a irse a Estados Unidos. Pero cuando Ecuador concedió asilo político a Julian Assange que, a diferencia de los prostituidos medios occidentales, en realidad proporciona información veraz a los occidentales, Gran  Bretaña (sic), inclinándose ante el amo estadounidense del país, le negó el paso libre obligatorio por Reino Unido.

Al gobierno británico UK, a diferencia de al chino, no le importa violar el derecho internacional porque se le pagarán enormes cantidades de dinero por ser un Estado paria.

Como dijo Karl Marx, el dinero convierte todo en una mercancía que puede ser comprada o vendida: un gobierno, el honor, la moral, la escritura de la historia, la legalidad. Nada es inmune a la compra.

Esta evolución del capitalismo ha llegado a su grado sumo en Estados Unidos y sus Estados títeres, los gobierno que venden el interés de sus pueblos para complacer a Washington y enriquecerse, como los 35 millones de Tony Blair.

Enviar a sus ciudadanos a luchar por el imperio de Washington en partes lejanas del mundo es el servicio por el que se paga a los completamente corruptos políticos europeos. A pesar de la maravillosa entidad conocida como la Democracia Europea, los pueblos europeos y los británicos son incapaces de hacer nada acerca de los abusos que se cometen con ellos por los intereses de Washington. Esto es una nueva forma de esclavitud. Si un país es un aliado de Estados Unudos, su pueblo es un esclavo estadounidense.

http://www.paulcraigroberts.org

Texto original: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=32415
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Paul Craig Roberts fue editor de The Wall Street Journal y secretario asistente del Secretario del Tesoro estadounidense. Es autor de How the Economy was lost, publicado por CounterPunch/AK Press. Su último libro publicado es Economies in Collapse: The Failure of Globalism, publicado en Europa, junio de 2012. Se puede contactar con él a través de su página web

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