Los “disidentes” cubanos en España sin la vividera no tienen modo de vida

"Vivía mejor en Cuba" afirma di$idente "refugiado"
Norelys Morales Aguilera.- Ricardo Galbán, cubano, tiene 45 años y vive en Leioa, Euskadi. Forma parte del grupo de ex carcelados por el Gobierno cubano merced a un acuerdo del Arzobispado cubano y el Ejecutivo Zapatero por mediación del entonces ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos. Esta historia la refiere la Edición Bizkaia del diario digital El Correo.com

Hasta 2011 llegaron a España 115 y sus familiares. Amnistía Internacional no consideraba a todos presos de conciencia, ni todos eran disidentes activos. El Gobierno español los repartió por diferentes comunidades. Se acogieron a un acuerdo por el que España correría con su manutención un año, con posibilidad de otro más, según dicen los ex carcelados.


Así desaloja la democracia española
Galbán, como el resto, se siente “indefenso” y dice que nada es como le prometieron. ¿Les prometieron que serían los mimados del régimen español o que vivirían mejor que los ciudadanos de ese país?

Tal vez pensaron que seguirían siendo tan útiles para agredir a la Isla, como les hacen pensar desde Miami y en la prensa canalla. Pretendieron que la ayuda monetaria recibida, la que no han tenido otros inmigrantes que sí eran perseguidos políticos, les permitía acceder a la soñada sociedad de consumo. Calcularon que una huelguita en Madrid sería tratada por la policía española con el respeto que suele hacer la cubana y que tendría tal repercusión política que acabaría ocupándose hasta la Unión Europea que premia disidentes y sataniza a Cuba… En fin, creyeron y les hicieron creer.

Pero, llegaron a la realidad, que ha probado con creces la estadía en España: Ser uno más. Ser “disidente” en Cuba es un medio de vida ya que son la única “disidencia” en el mundo cuyos integrantes viven de la industria “anticastrista” financiada con fondos federales del gobierno de Estados Unidos, repartidos por sus instituciones y los corruptos miamenses.

Las palabras de Galbán muestran esa rigurosa verdad escamoteada, a la que los medios ni aluden:

“Preferiría estar preso que aquí pasándolo tan mal. Estoy peor que en Cuba”, dice sin dudar. "·Allí era un líder de la oposición al régimen. Tenía cierto respaldo. Cuando estaba en la cárcel recibía apoyo de organizaciones de Miami. Aquí soy un inmigrante más, con la diferencia de que no puedo volverme a mi país porque soy un refugiado político"...

Da pena esta historia de vida.

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